En Mijas, al igual que en el resto del país, la política es vivida por la ciudadanía entre un estado de desencanto y una profunda decepción; incluso dentro de los propios grupos y partidos políticos. Y la muestra de ello son los conflictos o lucha de intereses, dentro de los partidos, y el enorme abstencionismo como resultado del descrédito político por parte del electorado.
José Fernández, Andrés Gálvez, Huan Porrah, Encarna Hurtado y Pia Bruun durante la rueda de prensa
Los que viven “de” la política han dejado al descubierto, ante la ciudadanía que no saben vivir “para” la política con honestidad, con responsable compromiso y con lealtad a sus mejores principios. La disociación entre político y política, es lo que genera la repulsa, la galopante corrupción, la política de partido y el desprestigio del poder.
Los políticos no son dioses, sino unos simples ciudadanos que ejercen un determinado servicio público. La función del político se sustenta en dos pilares: la delegación popular de autoridad y el compromiso social o intereses y objetivos colectivos. Hay que subrayar que la “conducta ética” del político se genera con la complementariedad de estos dos pilares. Desgraciadamente esta necesaria simbiosis está descompensada ya que el poder ostentado por el político supera en mucho al servicio social que asumen.
La ética viene a ser como un “ajuste constante” entre el compromiso social y el poder del político. Dentro de esta última conducta ética del político, cabe hablar de una sincera política vocacional y comprometida. Pero para ello deberán cumplirse al menos cinco premisas, que constituyen la “conciencia política”:
1.- El pueblo, antes que una masa que acepta, es una voz que reclama con derecho propio.
2.- Excluir reglas de juego ventajosas y desleales para competir con sus oponentes.
3.- Cifrar en la dignidad humana inviolable y en sus derechos básicos que la configuran el principio de respeto al ciudadano.
4.-Comprometerse a emplear siempre un “lenguaje veraz”, en su comunicación política, en su propaganda electoral y en las propuestas ofrecidas a la ciudadanía.
5.- Usar un estilo autocrítico y transparente, reconociendo con valentía sus errores y sus límites profesionales.
La ética política se viene a traducir en una limpia conducta personal, que actúa como “socialmente responsable”. Porque como advierte Bertrand Russell, “aunque es muy difícil la aplicación de la ética a la política, hemos alcanzado un momento en la raza humana que resulta imprescindible el aprender a regirnos por consideraciones éticas por encima de las pasiones destructivas”.
Está claro que de “ética política” o “conciencia política” nuestros políticos mijeños, sean del color que sean, no saben, la desconocen o les importa un bledo. Si tuviéramos que calificarlos con el baremo anterior ninguno superaría el cero.
Con toda seguridad, tampoco los partidos que representan estos políticos “analfabéticos” e “inconcientes políticos” superarían el cero. Algún partido que se dice de izquierda, en su “inconciencia”, incluso se atreve a insultar a los ciudadanos mijeños maquillándose de verde, utilizando para ello el lápiz que robó hace unos años y que a pesar de las innumerables peticiones por activa y por pasiva se niegan a devolver. Pues sepan ustedes los “unidos en la izquierda”, medios de información, de intoxicación y ciudadanos mijeños que Verdes en Mijas los hay, que son de izquierdas también, y que están unidos, como no podía ser de otra manera, con la alternativa mijeña. Por supuesto que estamos hablando de Alternativa Mijeña y Los Verdes Andalucía Ecológica.
Alternativa Mijeña y Los Verdes Andalucía Ecológica nos proponemos conseguir una opción electoral cuyas coordenadas sean la sinceridad, la honradez, la transparencia, la austeridad, la prudencia, el coraje, la autonomía, la igualdad, el reencuentro con la naturaleza y el desarrollo de nuestra cultura andaluza, con fuerza para reclamar lo que le corresponde y con autoestima para salir de esta crisis a fuerza de ideas, sacrificio y solidaridad. Es el momento de la vuelta de la política con mayúscula, la que mira a nuestra sociedad y entiende que el poder sólo es un medio y no un fin en sí mismo.
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